Megan Fox sigue en su nube de fantasía. La actriz de Jonah Hex cree que todo el mundo está pendiente de su vida privada y que la gente desaprueba su matrimonio con Brian Austin Green, con quien se casó el pasado junio en una ceremonia secreta.
Fox insiste en que cuando habla sobre su marido la gente la recibe con escepticismo, dejando ver que no creen que ese matrimonio pueda seguir adelante mucho tiempo. "Cuando hablo sobre mi marido, siento como si la gente me pusiese los ojos en blanco", explica Megan.
"Es como si tienes 16 años y pides un Martini y el camarero te dice '¿Crees que soy estúpido?'. No pueden darse cuenta de ya soy mayorcita como para casarme", insiste Fox, de 24 años.
La desafortunada actriz de Transformers, una de las pocas películas que le ha reportado éxitos y cuyo director decidió prescindir de ella a partir de la segunda entrega, se casó con el actor Brian Austin Green en junio. La ceremonia tuvo lugar en Hawai, y la actriz mostró su madurez al no decir, ni siquiera a sus allegados, que se iba a casar.
Quizá esa boda secreta sea un indicio de que a Megan le avergüenza de su marido y por eso piensa que todo el mundo se ríe por estar casada con Green, o simplemente quiere seguir estando en boca de todos y pensar que es el centro del universo.
De cualquier manera, Megan sigue queriendo llamar la atención, pero no por ello deja de ser poco apreciada entre los directores de Hollywood. Recientemente ha admitido que era una "lunática" durante sus años adolescentes: "Mi madre tenía que venir conmigo a Hollywood cuando empecé a actuar porque no quería dejarme sola cuando tenía 17, porque era una lunática, así que venía conmigo hasta que cumplí los 18"
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